Deseos e Iluminación


“Los deseos mundanos son la iluminación” (bonno soku bodai, en japonés) es uno de los pensamientos fundamentales del budismo expuesto por Nichiren.
El término “deseos mundanos” es una expresión que en el budismo denota todas las funciones negativas de la vida; incluye los deseos y las ilusiones en sentido general y los impulsos derivados de la ilusión que originan los sufrimientos físicos y espirituales, y obstruyen la búsqueda de la iluminación.
Los deseos son parte intrínseca del ser humano y de la vida en colectividad. El deseo natural de proteger a los seres queridos o mantener una vida digna ha dado lugar, por ejemplo, a la formación de comunidades, redes de apoyo, hasta el desarrollo de sistemas de calefacción y la construcción de viviendas; asimismo, el deseo de comprender la humanidad y el universo ha dado lugar a la filosofía, la literatura y la religión.
Nichiren destaca: “La esencia de las enseñanzas anteriores al Sutra del loto es que uno debe descartar los deseos mundanos, despreciar los sufrimientos del nacimiento y la muerte y buscar la iluminación y el nirvana fuera de ellos, en otro lugar. El espíritu del Sutra del loto es que los deseos mundanos son la iluminación y que los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana”. (NICHIREN : Gosho zenshu, pág. 821.)
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, afirma: “El tema primordial del budismo es la transformación de la propia vida. La filosofía de Nichiren Daishonin es una enseñanza que permite cambiar la vida en forma real y tangible. (…) El budismo de la verdadera causa propagado por Nichiren Daishonin es una enseñanza para que las personas reales, de carne y hueso, pongan en acción el principio causal para lograr la Budeidad. (…) ¿De qué manera, entonces, se transforma nuestra vida? ¿Qué clase de estado espiritual obtenemos mediante la fe? En relación con esto, el Daishonin escribe: ‘Sólo entonces comprenderá que los deseos mundanos son la iluminación y que los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana’. En otras palabras uno sólo comprende que los deseos mundanos son la iluminación y que las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana cuando se decide a hacer surgir el gran poder de la fe y se entona el daimoku con la oración de que su fe sea firme y correcta en el momento de la muerte. Y lograr este estado de vida es el verdadero beneficio del budismo de Nichiren Daishonin. Esto quiere decir que mediante el poder de una fe firme e inconmovible, y de la práctica de Nam-myoho-renge-kyo, podemos convertir las ilusiones y padecimientos en un medio para desplegar sabiduría creadora de valor, y consolidar un estado de vida interior de completa alegría y tranquilidad”. (IKEDA, Daisaku: Conferencias sobre el escrito “La herencia de la Ley suprema de la vida”, Tokio, Daibyakurenge, julio 2007)
El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, recalcó: “Los principios de que los deseos mundanos son la iluminación y de que las aflicciones del nacimiento y la muerte son el nirvana describen una vida que se deleita en la felicidad y en la paz interior, pero experimentando los deseos mundanos tal como estos son. (…) La iluminación no es nada fuera de lo normal. Como tenemos deseos mundanos, podemos experimentar la satisfacción. Y como experimentamos satisfacción, podemos entregarnos a la felicidad. Despertar cada mañana con una clara sensación de bienestar físico, tener buen apetito, disfrutar de lo que hacemos cada día, no sentir angustia o preocupación por la vida… Vivir de este modo es estar iluminado. No es nada excepcional. Así que no interpretemos equivocadamente el principio de que los deseos mundanos son la iluminación deduciendo que habremos de convertirnos en seres ultraterrenos o especiales”. (TODA, Josei: Toda Josei Zenshu, Tokio, Seikyo Shimbunsha, 1982, vol. 2, pág. 162. Véase también, IKEDA, Daisaku: Ib.)
En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, Nichiren declara: “Ahora, Nichiren y sus seguidores que invocan Nam-myoho-renge-kyo disipan la oscuridad del nacimiento y de la muerte, y hacen que el fuego de la sabiduría del nirvana arda ante sus ojos… Nosotros quemamos las leñas de los deseos mundanos y contemplamos ante nuestros ojos el fuego de la sabiduría humana”. (Gosho zenshu, pág. 710.)
Gracias a la práctica budista, los deseos y los impulsos más ordinarios pueden convertirse en motivo de algo mucho más grandioso y noble. Al aplicar el budismo en la vida, el ser humano deja de estar preocupado únicamente de sí mismo y su mirada se extiende a la familia, los amigos, la comunidad y el género humano en sí; de la misma manera, se acrecienta su interés de enriquecimiento espiritual y su deseo de transitar por una existencia significativa en bien de la humanidad.
[Nota: Adaptación de un artículo publicado en la revista SGI Quarterly, enero 2000.]

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