CAMINAR EL SENDERO DEL BUDA
La perspectiva budista de las relaciones humanas
(Traducción de M. Angélica Bacquerie –SGIMex. del artículo publicado en
el periódico World Tribune de la SGI-USA del 9 de mayo de 2003)
Por Greg Martin Subdirector General de la SGI-USA
Una bellota se convierte en un majestuoso roble si se planta y se nutre
con el calor del sol, con la humedad de la lluvia y con los nutrientes de
la tierra. Pero una bellota no es todavía un roble. Una bellota es una
potencialidad. Un roble es la manifestación de ese potencial. Existe
una gran diferencia entre lo que puede ser y lo que realmente es.
La Budeidad es igual. Últimamente he escuchado a la gente decir con
seguridad “Yo soy un Buda”. Es verdad. Todo mundo es un Buda. Somos
Budas potenciales. Todos poseemos la energía potencial de la naturaleza de
Buda. Pero cada uno de nosotros es responsable de transformar la
potencialidad en realidad.
Por esto, la enseñanza budista que para mí es más difícil de
personificar, es la que dice: “El verdadero significado del advenimiento del buda
Shakyamuni a este mundo yace en su comportamiento como ser humano.”
(Gosho “Las tres clases de tesoros”, Los principales escritos de Nichiren
Daishonin, Vol. 2, p. 259)
Mi potencial de sabiduría, coraje y compasión debe manifestarse en mi
comportamiento en la vida diaria. El simple hecho de que cante
Nam-myojo-rengue-kyo no equivale automáticamente a comportarme como
Buda.
Los miembros de mi familia han sido mayormente los responsables de
mostrarme qué necesito modificar en mi comportamiento. Hace años, en medio de una
acalorada discusión, mi hijo me hizo ver que yo había abandonado
completamente del diálogo respetuoso, al decir sarcásticamente sobre mi
proceder “¿Así que este es el ejemplo de liderazgo que va a traer la
paz al mundo?” Me dieron ganas de llorar: ¡Golpe bajo! ¡No se vale!
Poner la teoría en práctica siempre es difícil. Desafortunadamente ha
habido muchas ocasiones, a pesar de mis constantes esfuerzos en mi practica
budista, que me he comportado terriblemente con las demás personas –
familia, amigos, compañeros miembros de la SGI-USA. En alguna ocasión
llegue a creer que mientras practicara el budismo fuertemente, cualquier
comportamiento automáticamente seria el “comportamiento del Buda”.
Esa percepción me trajo problemas en todos los aspectos de mi vida.
También era un problema cuando, como líder de la SGI-USA, daba respuestas
cortantes como “es tu karma”. Sin embargo no era tan fácil contestarle a mi hijo
“el problema no es mi comportamiento, es tu karma de tenerme como padre”.
La idea de que toda persona común es un Buda y puede manifestar la
Budeidad en su forma presente, tiene profundas raíces en la tradición budista
Mahayana. Sin embargo, en cierta medida se ha desarrollado la idea
absurda de que como toda persona es un Buda, todo lo que hace – mentir, hacer
fraude, odiar, gritar – es el comportamiento del Buda. Si esto fuera
cierto, no habría necesidad de practicar el budismo porque ya todos serían
Budas tal y como son.
Afortunadamente, esta distorsión pasó a la categoría de anacronismo
religioso. No obstante, en mi comportamiento anterior se reflejaba mi
manera de pensar que lo que hiciera, pensara o dijera sería aceptable en tanto
continuara haciendo la práctica. Esto se convirtió en una licencia
para tratar mal a los demás – quizá poniendo de pretexto una “estricta
misericordia” – olvidando la advertencia del Daishonin de que “los
creyentes en el Sutra del Loto no deben por ningún motivo abusar uno del otro”
(The writings of Nichiren Daishonin, 756).
Creer que el comportamiento de uno automáticamente es el comportamiento
del Buda brinda un pretexto excelente para no hacerse responsable de sus
acciones y se vuelve terreno fértil para justificar una larga lista de
comportamientos no iluminados.
En mi propia vida, he sido más bien lento para despertar de este
atontamiento sobre lo que significa manifestar la Budeidad en nuestra
forma presente. A menos que mi práctica budista se refleje en acciones
compasivas, valerosas y sabias hacia las demás personas sería un logro de la
Budeidad teórico solamente.
La prueba final de mi práctica budista está en la forma en que pienso
(de la gente), hablo y me comporto con las demás personas. Por más difícil que parezca como modelo de comportamiento lo antes mencionado, a final de
cuentas lo que más importa, es mi forma de tratar a los demás. Una
bellota libera su potencial innato en la medida en que reciba los cuidados
pertinentes.
Nuestra naturaleza de Buda se manifiesta en forma similar en la medida
en que fortalezcamos nuestra fe y nuestra práctica. Una persona común
manifiesta su Budeidad por medio de su comportamiento como ser humano.
Finalmente, no es suficiente repetir lo que decía el Buda, debemos
caminar el sendero del Buda a través de nuestros actos.
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